martes, 18 de mayo de 2021

CARTA ABIERTA A TODOS MIS ESTUDIANTES

 

Mis queridos estudiantes,

Completamos tres semanas de un Paro Nacional sin muchos precedentes en la historia reciente de nuestro país, sostenido y fortalecido por la participación activa de miles de jóvenes que, en todo el país, se movilizan en contra de una clase política que cada vez los arrincona más contra un callejón sin salida disfrazado de futuro.

Estos jóvenes, muchos de ellos sin la posibilidad de trabajar o estudiar, han recurrido en algunas ocasiones a responder de manera violenta contra muchos símbolos que representan todo lo que está mal en el país y quieren dejar atrás: las vitrinas de los bancos que se enriquecen a cada día asfixiando a las clases populares; las estatuas de falsos héroes de la patria que (al igual que Sebastián de Belalcázar y Gonzalo Jiménez de Quesada) han sido glorificados por siglos, olvidando su verdadero legado de sangre y muerte. 

¿Se puede considerar a estos actos “vandalismo”? Es posible. Pero hay otros actos de vandalismo aún más graves de los que la clase dirigente nunca habla: vandalismo es que en uno de los países más ricos en recursos naturales del mundo haya aún personas (muchas de ellas niños y niñas) mueran de hambre; vandalismo es que se quieran recaudar 26 billones de pesos del bolsillo de los más pobres para tapar un hueco fiscal que se podría cubrir con los más de 50 billones que se pierden anualmente por la corrupción; vandalismo es que el gobierno le declare la guerra a su propio pueblo y de la orden a la fuerza pública para que dispare contra personas que reclaman injusticias que el mismo gobierno ha contribuido a profundizar por décadas (más de treinta ciudadanos colombianos han sido asesinados por la institución que debería protegerlos); vandalismo es que las mujeres salgan a reivindicar sus derechos y sean violadas por agentes armados; vandalismo es, en todo caso, que la clase dirigente del país esté tan desconectada de la realidad del pueblo colombiano que no conozcan siquiera cuanto vale un huevo (el alimento base de la alimentación de todo colombiano).

De estos y muchos otros actos vandálicos que ha cometido la dirigencia de este país no se habla en los medios de comunicación privados (Rcn, Caracol, Semana, El tiempo). La estrategia del gobierno sigue siendo la misma desde los tiempos de la Masacre de las bananeras: defender los intereses de las grandes corporaciones aún en contra de las necesidades del pueblo colombiano, utilizando toda la represión de la fuerza pública y tratando de ocultar la realidad a los ojos de los demás colombianos y la comunidad internacional.

Sin embargo, esa estrategia vieja ya no les funciona: los medios de comunicación han perdido credibilidad ante el surgimiento de las redes sociales virtuales como una nueva estrategia de visibilización de los ataques sistemáticos del gobierno contra la población que se manifiesta justa y pacíficamente.

En video han quedado registrados a policías disparando sus armas de fuego contra jóvenes que difícilmente se defienden con palos y piedras antes de caer muertos protegiendo hasta el último suspiro los derechos que les han negado desde su nacimiento. En video han quedado registradas las mentiras de un presidente que se niega a escuchar las necesidades populares y saca a las calles al ejército para intimidar a la población. En video han quedado registrados los camiones llenos de policías de civil que se infiltran en las protestas pacíficas para generar desorden y justificar el ataque de los uniformados… y hoy el mundo está viendo la masacre. Eso debe decir algo de Colombia: el pueblo está despertando y quiere defender la posibilidad de un cambio aún a costa de su propia vida.

Y es aquí donde empiezan las buenas noticias: la resistencia popular que completa tres semanas en las calles del país y del mundo alzando su voz empieza a cosechar frutos positivos. Las protestas pacíficas de miles y miles de colombianos han logrado en tres semanas de paralizar el país lo que no se había logrado en varios años de pedir, casi rogar, al gobierno que escuchara sus justas peticiones.

Una propuesta de reforma tributaria que amenazaba con empobrecer aún más a la población pobre del país ha caído

Una propuesta de reforma a la salud que amenazaba con acabar con los últimos beneficios para el colombiano común sometido al negocio mortal de las EPS ha caído

Un ministro de hacienda que quería impulsar un hurto al bolsillo de los colombianos en tiempo de crisis y pandemia ha caído

Una canciller que quería ocultar ante los ojos de la comunidad internacional la masacre del gobierno contra el pueblo colombiano ha caído

Y en esta caída han demostrado su debilidad como gobierno y han ido cediendo a las presiones del pueblo que lucha pacíficamente en las calles con arte y cultura y con el arma más poderosa del ser humano: las ideas.

Con esas ideas los jóvenes, ustedes, las nuevas generaciones, han logrado arrebatarle al gobierno educación universitaria gratuita, un nuevo programa de empleo para la juventud y algunos otros programas sociales que, sin embargo, no son suficientes, porque no es limosna lo que pide el pueblo colombiano, son derechos, libertades, justicia.

En esta búsqueda, el pueblo colombiano que hasta hace algunos años se debatía en divisiones y luchas entre sí, ha encontrado el verdadero significado del Amarillo, Azul y Rojo. Las banderas ondean en las calles mientras antiguos enemigos se unen en una sola voz: he visto en las últimas semanas milagros que no pude presenciar en muchos años de luchas sociales…

He visto jóvenes con camisetas de futbol, que antes se mataban por sus equipos, abrazados en una sola voz reclamando empleo y salud; he visto líderes sindicales que antes no se hablaban, levantando pancartas para reclamar peticiones para el pueblo que son más grandes que sus diferencias; he visto madres que salen en primera línea con sus hijos a defenderlos de los ataques de la fuerza pública; he visto mujeres con sus hijos en brazos liderando las manifestaciones multitudinarias. ¡He visto a Colombia unida!

He visto cosas que solo creí posible en mis ilusiones de profesor romántico y ansioso de un futuro mejor para mis estudiantes… y las he visto hechas realidad. Hoy, por primera vez en muchos años, siento que Colombia está despertando: despierta porque las riendas de este presente las están tomando ustedes, los jóvenes, las nuevas generaciones, y lo están haciendo con armas que la clase dirigente no puede combatir: las ideas, las artes y las letras. Yo los he visto pintar murales, escribir canciones y poesías, danzar, actuar… los he visto crear un nuevo lenguaje para Colombia y sólo me resta decirles NO PAREN DE HACERLO. El país es suyo; a las generaciones antiguas que gobernaron este país ya les pasó su tiempo y es hora de tomarse en serio la tarea de inventarse una nueva nación…

Una nación que reconozca las diferentes voces que existe en nuestro país: una nación para los indígenas que fueron dueños del territorio antes que los europeos llegaran a robárselas en nombre de un rey desconocido; una nación para los campesinos que siempre han sido olvidados por el estado; una nación para los jóvenes que no pueden estudiar ni trabajar porque los años de malos gobiernos los ha arrinconado entre la represión y la delincuencia; una nación que reconozca de una buena vez los derechos de las comunidades de ciudadanos que han sido marginados de la sociedad sólo por pensar y sentir diferente: una nación para las mujeres, la comunidad LGTBI, los estudiantes; una nación que no trate como terroristas y vándalos a quienes reclaman lo que siempre se les ha negado; sus derechos constitucionales.

Esa nueva nación está al alcance de la mano y es suya, mis queridos estudiantes. Sólo necesitan reconocer que les pertenece y tomar cartas en el asunto.

Hemos visto que las ideas son la mejor herramienta para la construcción del futuro y las ideas se forjan en la educación. Pero No en la educación tradicional donde el maestro es amo y señor de la verdad; No en la educación que se limita a repetir de memoria lo que dice una cartilla de hace veinte años; No en la educación que hace de los nuevos ciudadanos “idiotas útiles” de las clases dirigentes.

La educación que necesitamos es la de jóvenes inquietos que no se conformen con lo poco que sus maestros les brinden en clase…

La educación que necesitamos es la que genere un pensamiento crítico que no busque solamente acumular notas o ganar condecoraciones por rendimiento académico, sino que persiga mejores condiciones de vida y una sana convivencia a pesar de las diferencias…

La educación que necesitamos es la que persiga, no solamente un empleo para ganarse la vida, sino la que exija con todo el poder de las ideas, un futuro digno para ustedes, sus hijos y todos quienes vengan detrás de ellos, no importa si piensen o sientan diferente.

Ese país está en sus manos, mis queridos estudiantes ¿Qué quieren hacer con él?

Finalmente, debo cerrar esta carta con el llamado de uno de los pensadores más valientes de nuestra historia reciente a las nuevas generaciones: decía el gran Jaime Garzón

“Si ustedes los jóvenes, no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo. Nadie”

Un abrazo fraterno desde las calles,

porque el profe marchando también está educando.

Víctor.

jueves, 28 de enero de 2021

Leyes y reformas sobre la tenencia de la tierra en Colombia (Cátedra de la Paz-Décimo)

“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”, gritaba el mexicano Emiliano Zapata a sus seguidores en medio de su lucha en contra de la concentración de las tierras de los latifundistas, a inicios del siglo XX. Cincuenta años más tarde, en Colombia, la guerrilla de las FARC enmarcó su motivación por la revolución y la insurgencia sobre este mismo ideal, empoderando a los campesinos a luchar por la tierra; desde este entonces se desató una guerra interminable que por más de cinco décadas desencadenó secuestros, asesinatos, narcotráfico, corrupción y desigualdad. Sin embargo, el desenlace parece haber comenzado, pues se logró la tregua definitiva y por medio de una serie de acuerdos, las dos partes del conflicto le han prometido al país un futuro mejor y diferente a las próximas generaciones.


Los acuerdos concentran su atención principalmente en el agro, debido a que al haber sido la principal motivación para empezar la guerra es evidente que implementar soluciones para este sector puede transformarse en el motor para la paz. De este modo, en su afán por evidenciar los esfuerzos sobre una “política de desarrollo agrario integral”, el 20 de julio de este año, el presidente Santos aprobó el proyecto de ley 223 de 2015, a través del cual legaliza la creación de Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico (ZIDRES). A grandes rasgos, la nueva ley delimita las zonas especiales del país caracterizadas por su aislamiento, altos índices de pobreza y poca infraestructura. Según el gobierno, con la delimitación de estos terrenos, la Ley pretende generar inclusión social de los campesinos, promover la productividad de la tierra, crear desarrollo económico y social de las periferias, regular la propiedad de los trabajadores del agro, generar empleo rural y garantías de seguridad alimentarias para los vinculantes.

Por un lado, el discurso del Gobierno y el Ministerio de Agricultura parece tomar una postura que promete dignificar el campo colombiano y de este modo, plantea soluciones que busca integrar toda una cadena productiva con trabajadores agrícolas. Además, es importante que la Ley promueve esquemas de negocios serios y formales que deben cumplir con un procedimiento y un control por parte del Estado. Asimismo, el gobierno se jacta de que es la ley más “audaz” en cuanto a la historia del agro del país, ya que enlaza una nueva dinámica de producción agrícola con incentivos crediticios, con el fin de promover inclusión económica y social de los beneficiados.

Por otro lado, es importante anotar que el proyecto de Ley “ZIDRES” ha estado en la mira de académicos, funcionarios públicos y organizaciones campesinas, por la libertad de interpretación que presenta y con el argumento de que va en contravía de lo que pretende el futuro de la Reforma Rural Integral establecida en los acuerdos de paz. La nueva Ley tiene un enfoque hacia la productividad y no hacia la tenencia de la tierra, debido a que la Ley puede presentar una interpretación que habilita a las empresas a adquirir tierras por medio de concesiones casi perpetuas. De hecho, la Ley fue demandada recientemente y la Corte Constitucional aprobó la demanda por el efecto de la Ley ZIDRES que da pie a las empresas a acumular baldíos en vez de ser asignados a los campesinos sin tierras, los cuales deben ser favorecidos según lo dicta la Constitución a través la Ley 160 de 1994.

De este modo, es evidente que la actitud ideológica del gabinete presidencial intercede en este tipo de decisiones legislativas. El Gobierno tiene la noción de que la inversión de capital privado de grupos económicos ya consolidados es la solución para el posconflicto e incidirá en la dignificación del sector primario. Si bien es compresible que la escuela económica neo-clásica del gabinete actual se fundamenta en ideales que prometen la creación de valor para la población a partir de inyecciones de capital y conocimiento, en Colombia no contamos con las condiciones para que esto suceda; actualmente, el país no tiene instituciones de calidad o con la suficiente legitimidad para evitar que los grandes actores económicos sigan acaparando la riqueza y explotando los recursos naturales sin cumplir los compromisos económicos que deben asumir con las regiones. Si el gobierno tiene la intención de generar inclusión social y económica del campesinado colombiano, debería enfocar sus esfuerzos en la creación de proyectos de cooperativas de empresas familiares u otras figuras que involucren al campesinado como empresarios y dueños de sus tierras, tal y como funciona el sector primario en la mayor parte de países desarrollados como Francia, Italia y España, y no sólo como trabajadores agrarios de las grandes corporaciones; éste será un tema de discusión en el próximo articulo que publicaré.


En conclusión, el conflicto colombiano no puede tener un desenlace desarrollando políticas que favorecen los intereses económicos de unos pocos. Esto seguirá contribuyendo a la desigualdad del país, lo cual es el eje del círculo vicioso de la violencia que nos ha atormentado por más de 60 años. Si no hay justicia para el pueblo, no habrá paz para el gobierno. 

Fuente: https://agronegocios.uniandes.edu.co/2016/08/18/ley-zidrez-en-contravia-de-la-paz/

miércoles, 27 de enero de 2021

Migración del campo a las ciudades en Colombia (Historia-Noveno).

La migración del campo a la ciudad es un fenómeno que ha afectado a Colombia desde hace ya varias décadas. Según el DANE, para el año 2000 el 50% de la población que emigraba decidía hacerlo hacia las capitales regionales. La población rural ha migrado a las ciudades por motivos que van desde búsqueda de empleo, estudios, la ilusión de una vida mejor a la vida campesina o por motivos políticos relacionados con el desplazamiento forzado. A esto se suma que alrededor de 4 millones de colombianos han decidido irse del país, y 400.000 de estos están en condición de refugio, es decir que han tenido que huir a causa de persecución política o violencia. Muchas veces el desplazado ha sido percibido como fuente de criminalidad, de desempleo o de economía informal. 


El desplazado ha vivido entonces una doble condición de víctima, enfrentando el despojo y la marginalización social, lo que ha generado un enorme desarraigo debido al no retorno a sus lugares de origen. Según el censo poblacional de 2005, la población desplazada alcanzaba los 10 millones de personas, lo que en un país de 40 millones de personas era el 40% de la población, entre desplazados, migrantes internos y colombianos que decidieron irse a vivir al exterior.

La población migrante y desplazada en las grandes ciudades del país representa el resquebrajamiento de la memoria, la precariedad social y la ilegalidad política. Para 2007, el DANE reportó que en las 13 principales ciudades había una ocupación laboral del 56,6%. Sin embargo, estas cifras no reconocen los campos de trabajo en los que el migrante campesino y el desplazado se ocupan, y que siguen siendo trabajos marginales e informales. Actualmente el 98% de la población desplazada vive por debajo del umbral de pobreza, y de estas el 82,6% en pobreza extrema.

El desplazamiento forzado sigue siendo un problema actual en Colombia. El país está en deuda de reconocer y dar solución a uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia de violencia.


Fuente: https://canaltrece.com.co/noticias/refugiados-colombia-migracion/

martes, 26 de enero de 2021

El circuito de la economía. (Ciencias sociales-Noveno)

 La economía de cualquier territorio funciona como un circuito en el que los productores y los consumidores se relacionan mediante el intercambio en los mercados.

􀂙 Las personas venden su trabajo a las empresas a cambio de un salario con el que las familias obtienen los ingresos necesarios para poder comprar los bienes y servicios que precisan.

􀂙 Las empresas producen y venden esos bienes y servicios a las personas, que los pagan con parte de su sueldo. Esto les permite obtener beneficios que pueden invertir en aumentar su tamaño y producción.

􀂙 El Estado consigue ingresos mediante la recaudación de impuestos. Gracias a éstos puede financiar los servicios públicos que requiere su población (institutos, bibliotecas, hospitales, etc.), así como las infraestructuras (carreteras, líneas telefónicas, aeropuertos, etc.) que, a su vez, facilitan el funcionamiento de las empresas.

Las relaciones entre productores y consumidores producen diariamente flujos de bienes y servicios que se desplazan de unos lugares a otros mediante el empleo de medios de transporte. En contrapartida, se origina igualmente una corriente de flujos monetarios.

Para que la economía sea próspera y dinámica, se precisa que cada uno de los elementos de ese circuito funcione bien. Podemos identificar la situación económica de un país o una región por su capacidad de producción o el nivel de consumo de sus habitantes.

Las relaciones entre productores y consumidores producen diariamente flujos de bienes y servicios que se desplazan de unos lugares a otros mediante el empleo de medios de transporte. En contrapartida, se origina igualmente una corriente de flujos monetarios.

Para que la economía sea próspera y dinámica, se precisa que cada uno de los elementos de ese circuito funcione bien. Podemos identificar la situación económica de un país o una región por su capacidad de producción o el nivel de consumo de sus habitantes.


Los factores de la producción.

La distinta capacidad productiva de las sociedades y los territorios se relaciona con la cantidad y calidad de factores productivos con que cuentan.

Estos factores son de tres tipos:

􀂙 Recursos naturales. Son todos los elementos que ofrece la naturaleza y que poseen una utilidad económica (tierra cultivable, agua, minerales, fuentes de energía, madera de los bosques, etc.).

􀂙 Trabajo. Corresponde al esfuerzo, físico e intelectual, que realizan los seres humanos para obtener bienes y servicios.

􀂙 Capital. Representa los bienes ya producidos y acumulados en un territorio, que a su vez sirven para producir otros bienes. Existen varios tipos:

– El capital financiero, que puede emplearse para comprar materias primas, maquinaria, etc.

– El capital físico, que se presenta en forma de infraestructuras (carreteras y líneas telefónicas) y edificios (fábricas, escuelas y viviendas).

– El capital humano, que es la capacidad productiva de las personas.

– El capital tecnológico, que comprende los conocimientos incorporados al trabajo para hacerlo más rentable o para mitigar su impacto en el medio ambiente.



¿Te has preguntado cómo ven la geografía económica de Colombia las personas de otros países? Puede ser una mirada diferente. Te invito a darle una mirada al siguiente video para que lo comentemos en clases.

(Deja tu comentario sobre el tema).

Características de la Biodiversidad en Colombia (Ciencias sociales-Noveno)

 Fauna

La Fauna en Colombia es uno los aspectos que hace que Colombia sea un país megadiverso, tiene 1.885 especies de aves registradas ocupando el primer lugar en todo el mundo con mayor cantidad de especies; lo que representa el 60% de todas las especies en Suramérica y el 1% de las especies a nivel mundial.

Colombia es el 4to país con mayor cantidad de mamíferos, se tienen registradas al menos 456 especies nativas de las cuales 42 son endémicas. A su vez, es el 5to país con mayor número de primates con 31 especies clasificadas.

Los mamíferos más representativos de Colombia son el tapir andino, el oso de anteojos, el oso perezoso, el mono titi cabeciblanco, el armadillo gigante, el oso hormiguero, el cachicamo sabanero, el venado cola blanca, el trigrillo margay, entre otros.


Flora

La Flora de Colombia es tan variada que se estiman que de las 300mil especies de plantas que hay en el mundo, más de 40mil de ellas están en Colombia; un poco más del 13%.

Asimismo, Colombia cuenta con 1.500 especies de plantas endémicas, es el primer país en el mundo con mayor variedad de orquídeas; y el tercero con mayor variedad de palmas.

La especie de flora más representativa en Colombia es la orquídea, es la flor nacional; y es la que permite que Colombia sea el primer país en el mundo con mayor variedad de orquídeas, con al menos 4.010 especies.

Las palmas también es una especie de flora muy importante dentro de la variedad colombiana; de hecho, es el tercer país con mayor diversidad de palma, se tienen registro de al menos 231 especies.

Más especies representativas en Colombia son los frailejones, magnolias, palmas, bromelias, cactus, pinos, helechos y manglares. La flora más comercial son las rosas, crisantemos, claveles, lirios y hortensias.


Ahora te invito a dar una mirada la siguiente video para que profundices sobre las grandes riquezas naturales que hacen de nuestro país una superpotencia mundial en biodiversidad.

(Deja tu comentario para que lo discutamos en clase).


Fuente de información:

https://encolombia.com/educacion-cultura/geografia-colombiana/biodiversidad-en-colombia/